El uso de mercurio en las amalgamas dentales representa el uso más extendido del mercurio a nivel mundial y constituye una fuente de contaminación importante del medio ambiente.
La amalgama dental es un material compuesto por un 50% de mercurio y el resto se compone de otros metales como el estaño, el cobre y la plata.
Dada su durabilidad, se ha usado de forma regular para reconstruir dientes dañados por las caries. Es un material que se endurece rápidamente, por lo que es bastante útil para aplicarlo en zonas con humedad constante, como el área de debajo de las encías.
La amalgama también se ha empleado en niños y en personas con dificultades para permanecer inmóviles durante el tratamiento, debido a que, con el uso de este material, se necesita menos tiempo para realizar las restauraciones.
Lleva usándose en odontología desde hace más de 150 años, pero en la actualidad, el uso de este empaste es cada vez menor ya que por motivos de regulación en el uso de productos que contengan mercurio y por motivos estéticos han ido sustituyéndose por los composites o empastes de resina.
La utilización de amalgama no está permitida en países nórdicos como Suecia, Noruega y Dinamarca desde el año 2008.
En el año 2013 se aprobó un convenio internacional sobre el mercurio, llamado “Convenio de Minamata”, cuyo objetivo principal es proteger la salud humana de los efectos nocivos que puedan ocasionar las emisiones de mercurio.
Esta serie de medidas han trascendido hasta el sector dental, en el cual, durante la última década, se ha mantenido la incertidumbre acerca de la prohibición absoluta de la amalgama dental.
Finalmente el Parlamento Europeo aprobó en marzo de 2017 una nueva legislación que limita el uso del mercurio, controla los residuos que genera y dictamina que todas las clínicas dentales deberán utilizar separadores de amalgama.
El 1 de enero de 2018 entró en vigor el nuevo reglamento de utilización de amalgama dental en clínicas odontológicas y aunque no prohibirá de momento la utilización de la amalgama dental, sí se tomarán las siguientes medidas:
- A partir del 1 de julio de 2018 no podrá utilizarse amalgama para el tratamiento dental en niños con dientes de leche, en menores de 15 años y en mujeres embarazadas o en período de lactancia, a no ser que existan necesidades médicas concretas y el profesional lo considere conveniente.
- A partir de enero 2019 se prohibirá en toda la Unión Europea el uso de la amalgama dental que no se dispense en su forma encapsulada. Además, los dentistas tendrán suprimido el uso de mercurio a granel y serán obligatorios los separadores de amalgama de los equipos dentales: “las instalaciones dentales que utilicen o retiren amalgamas dentales o que extraigan dientes con amalgama, deberán asegurarse de equipar sus instalaciones con separadores de amalgama al objeto de retener las partículas de amalgama, incluyendo las contenidas en aguas residuales”. Además, la normativa establece que los nuevos separadores de amalgama adquiridos desde enero de 2018 deben asegurar una retención de, al menos, el 95% de las partículas de amalgama. Añade también que los dentistas deberán asegurarse de que los residuos de amalgama, así como los dientes contaminados por la misma, serán manipulados y recolectados por una empresa de gestión de residuos Todos los separadores deben cumplir con este nivel de eficiencia en el filtrado antes del 1 de enero de 2021.
- Antes del 1 de julio de 2019, cada Estado miembro establecerá un Plan Nacional relativo a las medidas que tenga previsto aplicar para la reducción gradual del uso de amalgama dental y los Estados miembros pondrán sus planes nacionales a disposición del público en internet y los transmitirán a la Comisión en el plazo de un mes a partir de su adopción.
El uso de amalgamas dentales debe por lo tanto reducirse progresivamente, de conformidad con la Unión Europea y los Planes Nacionales. La Comisión debe evaluar e informar sobre la viabilidad de una eliminación gradual del uso de amalgama dental a largo plazo, y preferiblemente antes de 2030, teniendo en cuenta los Planes Nacionales exigidos por el Reglamento y respetando plenamente la competencia de los Estados miembros en la organización.
Siguiendo esta normativa se pretende regular la manipulación de la amalgama dental, limitar su uso y controlar los residuos que genera.
En Proser Clínic contamos con una amplia gama de soluciones que se ajustan al nuevo reglamento y a las necesidades de toda clínica dental.